miércoles, 17 de agosto de 2011

Visita del Santo.



Dicen que hoy viene un vicario de Cristo.
Triste vicaria que no se confunde caminando con la gente,
que se declara infalible
y ante la que desfilan los importantes de la Tierra.

Conozco a otro Santo
y su predicación
se parece poco a esta iglesia de sacerdotes y monjas
prematuramente envejecidos.

Las iglesias parecen partidos políticos
preocupadas por su financiación,
subsistir aunque sea aliándose al diablo,
captar el voto
y prevalecer para que nadie se pase de bando.

Así que ahora viene el Papa,
pero podría venir el Pope,
o el Dalai Lama,
o el predicador carismático de Bogota;
mucha gente siente ante ese ser,
supuestamente bueno,
que hay que emocionarse
mostrar admiración y respeto,
hacer genuflexiones
y seguir sus sugerencias.


No hay sabiduría suficiente para comprender
que habría que emocionarse con más motivo,
ante el vecino padre de tres hijos,
ante el misterio de un ser humano rebosante de dudas,
ante el ansia que alienta el avance de la verdad
hasta puertos de extrema belleza.

¡Pero no!;
necesitamos un icono intocable,
al que revestir de santidad,
para sentirnos mejor y serviles.
Para que los demás vean nuestra piedad
y cuanto apreciamos al santo.

Mientras los Santos cotidianos,
a los que se les retuercen las tripas
con este galimatías social infumable...
¡Que aguanten!

Escrito en una visita del Papa en 2003... parece también pertinente ahora,

1 comentario:

Anónimo dijo...

Cuanta razón... Y lo peor es que en realidad gran parte de esa gente no siente nada, simplemente busca diversión en esos encuentros, y por supuesto ni por asomo practican una vida Cristiana.Menos viajes, comidas, joyas y mas ayudar a los que de verdad lo necesitan, tanto que el presume de generosidad y de humildad y que poco lo demuestra.Cuanta hipocresía en el mundo...